👉👉Santos Luna, padre de
un niño reside en la comunidad de Bella Vista, en el municipio de San Antonio
de Guerra, en la provincia de Santo Domingo. Una fotografía de Ana Méndez,
colaboradora de www.ElOrientadorrd.com
Escribe Freddy Medrano
EDITOR
SANTO DOMINGO, República
Dominicana (REPORTAJE).-
Cuando partió, junto a 41 personas, entre ellas varias mujeres, en una yola, desde
la costera ciudad de Miches, al Este de República Dominicana, Santos Luna pensó
en decenas de proyectos para conquistar el progreso económico al llegar a la
isla de Puerto Rico.
Luego de permanecer
tres días internos en una zona boscosa de Miches, en el 1990, Luna y sus
compañeros de aventura se mantuvieron pendientes de todo el movimiento de
militares que patrullaban el área.
“Salimos en la yola, y en medio
del mar se rompió una tabla producto de los golpes de un tiburón porque había
una mujer dentro del grupo que le llegó la menstruación, y el olor a sangre
llamaba a ese animal”,
narró Luna.
El hombre, oriundo
del municipio de Guerra, frente a la situación apeló a sus conocimientos
prácticos adquiridos en su comunidad natal.
“Cogí un cuchillo que llevaba dentro
de mis botas y de inmediato rompí una franela que utilicé para parar el
sangrado de la mujer”,
recuerda.
Luna dijo, a los
periodistas de El Orientador, que debido al sangrado la mujer fue amenazada por
el capitán de la yola de lanzarla en medio del mar.
👉👉Santos Luna conversa
con Freddy Medrano, director de www.ElOrientadorrd.com.
Una fotografía de Ana Méndez, colaboradora de www.ElOrientadorrd.com
👇Llegada a Puerto Rico
El guerrero explicó
que, al llegar a una pequeña playa de la denominada Isla del Encanto, el
grupo se internó en un monte.
Tras una hora de
permanecer en el lugar, cruzan una carretera y van a parar a una especie de
caserío “y ahí nos metimos”.
Luna aseguró que en
el pequeño poblado puertorriqueño estuvieron un mes dando vueltas, mirando y
chequeando.
“En el día uno se metía para los
montes, y en la noche salíamos a pedir comida como lo hacen aquí los haitianos”, dijo.
Refiere que un día se
presentó al lugar varios miembros de la Policía de Puerto Rico.
Indicó que en ese
momento solo atinaron a coger la de Villadiego, y correr fanáticos.
“Nos metimos por un patio que
estaba cubierto de hojas de zinc, y nos escondimos”, asegura Luna. “Vino una mujer del grupo de nosotros y pisó
una hoja de zinc, ¡ay mi madre para que fue eso!”, precisa.
Asegura que el sonido
de la pisada de la hoja de zinc alertó a los agentes de la policía
puertorriqueña.
“¡Aquí están los mojaítos!”, dijeron los uniformados.
“El zinc sonó pra, pra, pra, y ahí
mismo nos echaron manos, pa´Santo Domingo”, disparó Luna.
Aseguró que luego de
ser detenidos, las autoridades enviaron al grupo en un avión de regreso a Santo
Domingo. En el Palacio de la Policía, en la avenida Leopoldo Navarro, del
Distrito Nacional, fueron depurados y despachados hacia sus casas.
👇Experiencia
Luna dice que ni por
asomo desea volver a Puerto Rico, producto de la experiencia que vivió durante
el viaje en yola.
“No, no, no, no vuelvo a coger
una yola más, mejor cojo una limpiabotas y una buena silla, y me pongo a
lustrar zapatos”,
aseguró.
Luna se desempeña
como chofer en el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (MESCyT), donde
hizo el relato a los periodistas de El Orientador.
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